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miércoles, 14 de noviembre de 2012

La adopción



Un día vino un señor a una tienda de animales. Él buscaba el gato más caro y hermoso de la tienda, pero por lo visto,  ningún gato le gustaba y ninguno era lo suficientemente caro para que le valiera el amor que le iba a dar, según él.
No se llevó ningún gato y se fue triste a su casa. Este hombre le quería dar a su hija el gato más lujoso y hermoso, pero no iba a encontrar lo que quería. Así que se le ocurrió una idea.
Le vendó los ojos a su hija y fueron a la tienda de mascotas. Cuando la hija vio los gatos de inmediato le dijo a su papá… “papi, yo no quiero un gato tan caro” y el hombre insistía que podía comprárselo, que podía mantenerlo.
La niña salió de la tienda y dejó a su papá con las palabras en la boca. Él, furioso, salió de la tienda y le dijo muy enojado un montón de cosas feas, pero no terminó de hablar al ver que su hija tenía un pequeño gatito bebé abandonado, quizás enfermo y en una caja, donde estaba sucio y era posible que el gatito muriera.
El papá tomó un poco de compasión y la dejó llevarse el bebé a casa, para cuidarlo por mientras que encuentra otra familia.
Pasó un mes y el felino sobrevivió, gracias a la niña que lo cuidó durante ese tiempo. Ella estaba muy encariñada del gatito, y su papá no quería que lo tuviera en la casa porque ya habían tenido gatos y no quería más.
La pequeña lloraba interminablemente, su alma se destrozaba porque creía que era muy importante en su vida es gatito.
El padre no tomó compasión y se lo llevó. No alcanzó a llegar al automóvil y se volteó a mirar a su hija con el corazón hecho pedazos, destrozada el alma y el pecho apretado y la garganta presionada. El hombre pensó un momento… “Quizás este gato no nos arruiné planes, si los aplazará, quizás no es de raza… pero mi hija lo ama” Se dio la vuelta y le pasó el gato en los brazos y le dijo “mi amor, ten a tu gato, cuídalo con tu vida que será lo más fiel y mejor amigo que jamás podrás tener, nunca te defraudará y te amará pobre, fea o rica y linda, te amará como seas mientras le des el amor de vuelta.”
La hija, emocionada con la decisión de su papá le dio un abrazo y le agradeció por comprender, le dio un beso en la mejilla, dejó al gato en el suelo y se entraron juntos a la casa. Desde afuera, el padre podía ver desde la ventana la felicidad de su hija, la alegría que le daba tener a ese gato. Desde ese día, es papá aprendió una cosa. El valor no es lo que cuesta, si no el amor que te puede entregar. También aprendió que la sonrisa de su hija era demasiado poderosa y era mucho más importante ver dos caritas felices en casa.

Autora: Danny 

martes, 13 de noviembre de 2012

El cazador de las estrellas

Este era un hombre que dormía en la luna todas las noches. Le encantaba acomodarse en su piel áspera y perfecta para comenzar una noche llena de sueños. 
Este señor estaba en el cielo mirando siempre constelaciones y pensando: ¿podría ser que alguien hiciera las estrellas más pequeñas y pudieran estar en mi poder? Entonces el hombre recordó, que él es una persona, que él  es alguien, de inmediato se levantó en la luna y comenzó a flotar. Empezó a silbar y las estrellas se hacían cada vez más chicas, movía los brazos como si volara y sacó su caña de pescar y comenzó la caza, capturó muchas estrellas y las echaba en su bolsa hecha de ideas. Luego empezó a contarlas hasta que ya no quedara ninguna. Se tardaba mucho, pero la práctica le daba experiencia. 
Pasó un tiempo y nunca terminó de capturar todas las estrellas, pero si es seguro que se hizo el mejor pescador de todo el espacio. 

Autora: Danny

lunes, 12 de noviembre de 2012

La carta


La carta
Danny*
Era él, solo él, sentado en su pupitre rayado solo con nombres de bandas de metal y de programas de la televisión. Sus pestañas eran largas y desordenadas como las ramas de un árbol y su cabello son las olas del mar cuando llega a la orilla. Igual de brillante, igual de hermoso.
Su perfil me vuelve loca con la nariz más distinta jamás conocida por el hombre, sus labios son más rosados que el mismo color rosado. Su reloj le da un toque de sensualidad cuando llega la hora de  salir al recreo, porque mira su muñeca tan varonilmente y espera pacientemente a que termine la clase, ¿habrá chico más bonito que él? Es el que me hace escribir poesías y cuentos de amor, el que me hace cantar lo más romántico de la radio. Hace que todo me recuerde a él, miro sus ojos y me pierdo en un mundo muy lejano llamado paraíso.
Entra las manos a los bolsillos y busca su celular y entre tantas  cosas que lleva con él, además de levantarse de la silla de una manera tan sensual que pareciera que lo hace apropósito para atraer mi atención… Aunque él es tan lindo, quizás no sabe ni que existo.
Llegó la noche más oscura y estrellada de todas. Ya estaba en mi casa hace como cinco horas y yo aún escribía cartitas de amor que me gustaría que él leyera. Su nombre es Andrés y es un año mayor que yo, mi nombre es Sofía y estoy locamente, perdidamente, exageradamente enamorada de él. El dueño de mis poesías, el creador de mis sonrisas, sueños y de más.
Volví al otro día a la escuela y allí estaba Andrés, alto, domador de mis reacciones, de espalda ancha y manos pesadas. Pasé al lado de él mirándolo de reojo, me puse roja muy roja cuando él me mira y se fija que yo había llegado para mirarlo todo el día.
Cayó mi lápiz torpemente justo bajo su asiento… yo nunca le he hablado, no sabía cómo decirle que me pasara mi lápiz.
Con mi dedo índice toqué su espalda suavemente Andrés volteó para mirarme, yo sonrojada y tartamuda le pedí mi lápiz bajo su asiento. De inmediato, el chico toma el lápiz y en vez de dejármelo en la mesa, me lo pasa directamente en la mano. Con sus dedos y sus uñas cortas  tocó suavemente mi piel dejando el instrumento sobre mi mano. Casi moría de la impaciencia de decirle “Gracias”, pero ni una palabra salió fuera de mis dientes que estaban apretados.
Andrés continuó conversando con sus amigos y yo estaba sola atrás dibujándome con un vestido de novia y a él con un terno de novio. De pronto, mientras yo tenía la cabeza agachada dibujando sin mirar al mundo a mí alrededor, empecé a sentir aliento, respiración sobre mis orejas. Levanté la mirada y quise morir. Era él mirándome fijamente a los ojos, yo quedé inmóvil en mi asiento y no dije nada. El chico toma mi cuaderno y mira el dibujo, luego repite estas palabras “si esa eres tu deberías hacerte el vestido un poco más corto”. Yo lo miro y sonrío y le digo torpemente “no soy yo” luego él “¿y quién es?” y le digo “una amiga”. Luego me quedo callada y cierro el cuaderno rápidamente y cae al suelo. Lo recogí velozmente y corrí justo cuando tocaron el timbre, corrí y corrí hasta los baños de damas. Por alguna razón me estaba mirando él, de lejos con algo en la mano, me aterré y me encerré, no entraría a la otra clase hasta que todos se fueran para ir a buscar mis cosas.
Estaba tiritona y decidí salir. Tomé mis cosas, ya no había nadie en el salón y me fui a casa. Cuando llegué iba a escribir toda mi experiencia de hoy… pero me faltaba algo, algo me faltaba en mi cuaderno… La carta no estaba, la carta de amor donde yo revelaba mis sentimientos hacia mi amado no estaba. Quise desmayarme, así que me acosté y ya sonó la alarma para irme nuevamente a la escuela. Llegué atemorizada, no sabía si preguntarle si tenía mis más profundos sentimientos bajo su poder, los necesitaba…
Llegué a mi asiento y miré su espalda todo el tiempo… espero no tenga él mis escritos. Pasó la primera hora y no me hablaba. Pasó la segunda hora y se volteó. “Sofía” me dijo. “Esto es tuyo, se te cayó ayer de tu cuaderno, ¿es tuyo, tu lo escribiste?” En un solo segundo se me pasaron miles de respuestas que le pude haber dicho. “¡Sí! Es mi letra, mi carta, mis sentimientos, te amo Andrés, te amo.” “estoy segura de lo que escribí,  no digas nada y bésame” “si amor, lo escribí para ti ¿acaso no leíste tu nombre?” pero lo que en realidad  pasó, fue que lo miré, tomé la carta y le di las gracias. Quizás todo lo que leyó  era demasiado profundo para su gusto, a lo mejor, me gustan menos románticas, no sé. “¿la leíste?” le pregunté. “yo no reviso cosas ajenas”. El corazón se me partió en dos. De una u otra forma me hubiese encantado que hubiera leído la carta, me hubiera gustado contar esa historia en uno de mis cuentos, hubiera sido perfecto. La pena me consumía porque yo quería que él se enterara de mis sentimientos, aun que antes no lo quería, ahora me doy cuenta de que era lo que más yo deseaba.
Llegué a mi casa más tarde, y quise releer la carta más linda que le había escrito y me topé con una sorpresa:

Sofía;
No dudé un segundo en quedarme con la carta que me habías escrito, creo que escribes hermoso y que serás una gran escritora. Tus sentimientos me dejaron pensativo y decidí entregarte esta carta en vez de la tuya, me vi en la necesidad de quedarme con la que me habías hecho. Yo no soy escritor pero quería dejarte lo que yo también siento por ti:  Creo que eres muy linda y me encantan las personas tímidas, la verdad de las cosas es que yo también lo soy por lo que no hablaba contigo. Pero me sé tu nombre completo, hasta la fecha de tu cumpleaños. Conozco cuales son los lunares de tu cara y podría dibujarlos en un papel con tu rostro. Si el dibujo que hacías en la clase era de nosotros, lo encontré precioso. Me gustaría hablar contigo el viernes, y dejar claro todo esto. Tu Andrés.
El corazón empezó a palpitar rápidamente y me dejó vuelta loca. Pensar en algo así es como un sueño que jamás había soñado, entre todos los sueños locos, este era el mejor.
AL día siguiente me arreglé preciosa para verlo en la escuela. Entré tímida a la sala, como siempre, llegué a mi asiento y no nos miramos ni nos hablamos. Pasó su mano hacia atrás sin voltear y me dejó un papel “a la segunda hora afuera del baño de los profesores”. Esto parecía ser cada vez mejor de lo que antes era nada ahora parecía algo serio y escondido. Llegó la segunda hora y fui.
-Hola Sofía.-
-hola… ¿Qué necesitabas hablar conmigo?
-¿leiste mi carta?
-completa.
-lo que sucede es que tu me gustas mucho.
-¿de verdad?  ¿enserio, Andrés?
-en serio, pero no puedo pedirte que seas mi pareja, lo siento.
Se fue desconsideradamente dejándome sola, obviamente llegué a llorar a mi casa, ilusionándome de que quizás nos hubiéramos dado un besito al menos.
Pasó al lunes, todo el fin de semana deprimida. Llegué y él no estaba, esperé y no llegaba, pero sí llegó la profesora con una información: “chicos, Andrés se cambió de escuela por problemas económicos”
Mi corazón quiso estallar una vez más, esa no era razón para no estar conmigo, definitivamente no entiendo a los hombres.
Pasó una semana y ya se me estaba quitando la pena, nunca lo veía ni hablaban de él, era como si el amor se estuviera cayendo por culpa de la decepción y ausencia. De pronto escuché mi nombre a lo lejos y me asomé por la ventana, era él. El chico de las pestañas largas y desordenadas el que estaba con una rosa y me gritó “Llegó la reconquista, lo siento”. Yo aparenté no estar impresionada pero por dentro grité ¡es mi segunda oportunidad de volver a amar! No me la quiero perder. Hoy será mi primera cita.


Autora-. Danny