Eran las tres de la madrugada, yo tenía frío, la vida en
la ciudad era tan iluminada por las noches, aún así, no tuve que confiarme.
Estaba caminando solo con vestido por las calles, había tanta gente festejando la llegada del
nuevo año, pero yo no tenía ni un poco de alegría, es más, estaba muy enojada.
No dejaba de sentir que detrás de mi caminaba un hombre como si me estuviera
siguiendo, tenía mucho miedo… y frío.
Caminé cuadras y cuadras y el hombre no dejó de insistir,
realmente estaba dando los mismos pasos
que yo, por la misma calle, creo que hasta respiraba igual, y también tenía
frío.
Legué cerca del departamento, iba a sacar las llaves,
cuando éste hombre toca de mi hombro. Yo me volteo y sin siquiera mirarle,
utilicé mis llaves intentando amenazarle, cuando abrí los ojos, el tipo estaba
en el suelo con las dos manos en el cuello, yo estaba paralizada, ese hombre no
era quien yo creía, no era un desconocido, era mi papá.
Salí corriendo, intentaba gritar la palabra “Ayuda”, pero
no me salía de la garganta, no podía hablar. Aún así, sin voz y casi sin
respiración me devolví a la entrada del departamento, donde las luces estaban
malas y casi ni gente vivía allí.
Vi a mi papá y estaba en el suelo frío, con las manos
empapadas, me dieron deseos de vomitar y me fui detrás de los edificios y me
escondí, horas y horas hasta que
amaneció. No dormí nada y ya no tenía frío, pero igual temblaba. Tenía manchas
de sangre por todo el vestido, y de un segundo a otro, escuché a la policía.
Ya no podía correr más,
mis piernas estaban tiesas, mi cuerpo congelado, y creo que cuando me
desmayé fue que desperté en el hospital.
Estaba mi mamá llorando y viéndome, yo ya recuperaba el
aliento, logré preguntar un “¿Qué pasa?”
Y mi madre corrió de la habitación, yo muy confundida la esperé los dos
minutos que tardó traer a la policía. Me sentaron y comenzaron con las
preguntas.
Con su típico “¿Dónde estabas?, ¿Cómo explicas?, ¿Por
qué?, ¿Cuándo?”
Yo dije toda la verdad a todo su interrogatorio, ya que
yo no había hecho nada, sólo había visto a mi papá en el suelo y quedé sin
aire, yo no sé quién habrá hecho tan
barbaridad de asesinar a un buen hombre, estaba triste.
Todos me miraban con duda, y yo les decía la verdad, yo
salí de mi casa, lo vi, corrí y me desmayé.
La policía me tomó un brazo y me sacó del hospital, yo no
me defendía, lo dejé que me llevara y pensara todo lo que quisiera, total,
ellos investigaban su caso; todos somos sospechosos.
Por alguna razón yo tenía sangre en mi vestido y eso no
lo podía explicar, los hombres me llevaron a la escena del crimen donde estaban
solo los bordes de mi papá con cinta blanca.
Ellos me miraban y yo muy apenada por su muerte, estuve
en la cárcel solo cinco días y probaron mi inocencia, Yo no había sido la
culpable de nada, yo nunca asesiné a mi propio papá, realmente la investigación se la llevaron más
a la ligera. Ya todo había pasado, ya estaba libre de culpa, me sentía pura y
sin tristezas, continúe con mi vida normal, claro que, olvidé mencionar, saqué
las llaves de la escena del crimen, o si no, aún estaría en la cárcel.
Autor: Danny
Me pareció interesante, aunque era obvio que ella había sido. ¿Te puedo dar un consejo? Revisa de nuevo el cuento y corrige los errores de ortografía.
ResponderEliminarSaludos!
muchas graciass, lo voy a revisar ahora c: saludos
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